sábado, 24 de julio de 2010

Es una satisfacción particular pero igualmente similar a otras. Es un placer comparable a un abrazo sincero, a una sonrisa espontánea. También es bastante parecido a reconocer una cara amiga en una multitud desconocida.
No tiene nada que ver al placer de rascarse o al de bostezar mientras nos estiramos, no. Y ni hablar de correr a toda velocidad y con los ojos cerrados, eso tampoco. Es más bien como bailar sin seguir el ritmo de la música, como comer nuestra comida favorita o saber que podemos dormir hasta tarde.
Es una de esas cosas super chiquititas que no te dan tiempo a disfrutarlas del todo como corresponde. Es algo efímero, pero que podemos lograr que dure para siempre.

Es la alegría de escucharte reír de nuevo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario