Es una satisfacción particular pero igualmente similar a otras. Es un placer comparable a un abrazo sincero, a una sonrisa espontánea. También es bastante parecido a reconocer una cara amiga en una multitud desconocida.
No tiene nada que ver al placer de rascarse o al de bostezar mientras nos estiramos, no. Y ni hablar de correr a toda velocidad y con los ojos cerrados, eso tampoco. Es más bien como bailar sin seguir el ritmo de la música, como comer nuestra comida favorita o saber que podemos dormir hasta tarde.
Es una de esas cosas super chiquititas que no te dan tiempo a disfrutarlas del todo como corresponde. Es algo efímero, pero que podemos lograr que dure para siempre.
Es la alegría de escucharte reír de nuevo.
sábado, 24 de julio de 2010
martes, 13 de julio de 2010
Suscribirse a:
Entradas (Atom)