martes, 28 de septiembre de 2010

Parecería una noche como cualquier otra en el mundo de las ratas. Las nubes espesas apenas dejan entrever la luz de la luna. El aire húmedo se condensa en las calles desiertas. El silencio es tan sepulcral que hace a uno preguntarse si realmente esta allí. A lo lejos, se escucha el desesperado maullido de un gato solitario.
De pronto se sienten unos pasos débiles y pausados, seguidos por una sombra tímida. Asomándose por la esquina, aparece la figura de un hombre. Se trataba de un anciano de rostro arrugado, piel curtida y con unos pocos pelos blancos. Estaba encorvado, y sus extremidades se movían con una extrema lentitud, parecían sumamente débiles. Sin embargo, el hombre camina sin detenerse, sin dejar que aquel mundo infernal intimide su apariencia de poca cosa.
Pero no permitan que su figura minúscula los engañe. Ese anciano de pelos blancos que se pasea por la oscuridad, si de verdad lo quiere, puede resultar su perdición. Si se lo propone puede causarte el más profundo de los dolores. De nada sirve esconderse, él te va a encontrar dondesea que estés y no te dejará siquiera rogar por piedad.Si se lo ve acercándose, de nada sirve huír, ya es demasiado tarde; y lo único que se puede anhelar es que la tortura sea breve. Porque en ese mundo de caos y destrucción, en ese mundo donde la alegría se asemeja a la anarquía y la represión es moneda corriente, él es quién manda.
Porque en el mundo de las ratas, él es el rey.

viernes, 17 de septiembre de 2010

Me ilusiona mucho, ya la tengo, la tengo. Sólo necesito no pensar en ello, dejar que madure en ese otro pensamiento que trabaja por su propia cuenta, me fío de él. Y así hasta que el pensamiento activo pueda tomar la desición: ahora es mi turno. Ahí esta la idea. Ahora me siento a escribir.
"Escapemonos" me dijiste un día. Parecía que ni lo pensaste, y sentías orgullo de tu espontaneidad. Me dijiste que querías escapar del asfalto. Me dijiste que ya no querías ser presa de la rutina cuadrada. Me dijiste también que querías conocer el mundo y todos sus cielos. No te preocupaba ni el cómo ni el dónde, sólo te concentrabas en el cuándo y en el quiénes: vos y yo en ese preciso instante. Después todo el mundo podría pertenecernos si así lo queríamos. "¿Y el por qué?", te pregunté yo. "Porque quiero ver el sol reflejado en tu sonrisa todos los días", fue lo que me contestaste.
Me tomaste de la mano y no me dejaste respirar. Comenzaste a correr y el viento en la cara te extaciaba. No podías parar de reír. Yo te seguía con una clara expresión de sorpresa reflejada en el rostro, preguntándome qué nos depararía nuestro futuro. Pero luego me di cuenta que no me preocupaba, que si correr días enteros tomados de la mano era necesario para hacerte feliz, entonces yo lo haría con gusto.
"Escapemonos" te dije yo.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Si supieras lo mucho que me afectó, las noches de insomnio que me costaste y el apetito que me hiciste perder. Si pudieras enterarte de la angustia que me provocaste vos y todo lo que pasó. Si pudiera hacerte entender el asco que sentía por mí misma después. Si pudiera expresar con palabras el arrepentimiento, sé bien que éstas no serían suficientes.
Si tan sólo fueras consciente de las ganas que tengo de pedirte perdón.