miércoles, 3 de marzo de 2010

La burda existencia

Los escritores, cuando escriben novelas, suelen hacer como si fuesen Dios mismo y pudiesen abarcar con su mirada toda una historia humana, comprenderla y exponerla sin velo alguno, revelando en todo momento su más íntima escencia. Nadie puede hacer tal cosa, ni si quiera los poetas; por el simple hecho de que ya no se escriben historias de un hombre real, único y vivo. Hoy se sabe menos que nunca lo que es eso; lo que realmente es un hombre vivo, y se lleva a morir bajo el fuego a millares de ellos, cada uno con un propósito diferente en la Tierra. Si no fuéramos algo más que individuos aislados, no tendría ya sentido alguno relatar historias.
Pero cada uno de los hombres no es únicamente él mismo.Es más, mucho más. Es el punto único y particularísimo en el que se cruzan los fenómenos del mundo. Así, la vida de cada hombre es escencial y eterna; y cada hombre, mientras viva en alguna parte y cumpla su deber en la Tierra, es digno de toda atención.
La vida de todo hombre es un camino hacia sí mismo, la tentativa de un camino, la huella de un sendero. Ningún hombre ha sido por completo él mismo, pero todos aspiran a serlo; oscuramente unos, más claramente otros, cada uno como puede. Alguno quizás jamás llegue a ser hombre, y sigue siendo rana, ardilla u hormiga. Pero cada uno es un impulso de la naturaleza a ser hombre. Todos tenemos orígenes comunes; todos partimos de la misma cima, pero cada uno tiene su propio fin.

1 comentario:

  1. Mi fin, en este caso seria:
    Hurtar una Suricata del zoológico para mi propio bienestar :)
    Y cuidarla ilegalmente hasta que alguien lo descubra.
    Pero sshshsh no digas nada eeeh !

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